miércoles, 25 de enero de 2012

Bosque de Urkabustaiz. Monte Goikogana y cascada de Gujuli.

En el Parque Natural de Gorbeia existe, en la normativa que regula dicho parque, dos Zonas de Reserva Integral, definiéndose las mismas como:
"Zonas que por su diversidad forestal o por su pureza merecen su declaración como tales, con el fin de conocer su evolución o dinámica sin intervención humana. Una de ellas se ubica en el corazón del bosque de Altube (Peña Iñurbe) y constituye una mezcla de hayedo y robledal. La otra se sitúa en la ladera sur del barranco del Bortal y está constituida por manchas de bortal, marojal y robledales de roble albar y pedunculado".

Estableciéndose en dichas Reservas, de manera resumida la siguiente normativa:
"No se permiten actuaciones humanas, salvo lo siguiente:
a.Paso para vigilancia.
b.Labores de extinción de incendios
c.Mantenimiento de las pistas.
d.Circulación de vehículos por motivo de seguridad e incendios. "

La del Barranco del Bortal ya hicimos un oscuro reportaje hace un año. Ahora acudimos a la de la Peña Iñurbe: "Robledales Isla de Urkabustaiz". Este bosque es un Lugar de Interés Comunitario (LIC) , que se encuentra enclavado en el valle de Urkabustaiz, con la cuenca del río Baia y en su extremo sur por la sierra de Gibijo.

Se pasará, además, por el monte Goikogana (726 m), la localidad de Oiardo, así como Gujuli y su cascada.

En el bosque.



Cascada de Gujuli, por donde se pasará.


Se sale del cruce de carreteras A2522 con la A624. (cruce dirección Amurrio despues de pasar Barambio dirección Altube).


Al de poco de andar ya se ve el motivo del bosque: el roble común o carvallo (Quercus robus), aunque nos encontramos en un bosque mixto de roble y haya.





No deja de ser, pese a vista, la llamativa imagen de una haya creciendo al lado de un roble. Pugna de la que saldrá victoriosa el haya.



El acebo se lleva mejor con el roble y ambos conviven en el mismo espacio.



Este bosque está considerado como un bosque isla. De hecho la parte superior, la de la sierra Gibijo se encuentra muy humanizado con ganadería, prados y agricultura, teniendo una extension de 265 hectáreas.

Por contra, en frente se tiene a uno de los bosques más amplios del Pais Vasco, el de Altube.



Robles viejos que delatan el buen lugar: suelos frescos, profundos y húmedos.



El día era de llovizna y con mucho barro en el recorrido. Se vieron huellas de diferentes especies, como por ejemplo de tejón (Meles meles).






En este tramo, se deja el robledal y nos encontramos con el hayedo y su escaso sotobosque: eleboros (ballestera) y arayan salvaje (Ruscus acuelatus).





Recorridos por el bosque se pueden hacer muchos, hay pistas, caminos, sendas, trochas y por supuesto bosque. Pero conviene tener en cuenta que por la parte alta tenemos las vías del tren Bilbao-Miranda, con un talud que impide el paso, salvo en unos pocos lugares. En este caso se pasan las vías por este túnel.



Las primeras en florecer, las prímulas. Creo que es una Primula vulgaris.



Se termina de subir y ya en la planicie nos acercamos al Gokogana (726 m). Es una pena la niebla y el agua, impiden ver las bonitas vistas que desde aquí son observables.



Entre los rodales de árboles y el bosque hace que por estas campas anden los corzos. En este caso una pareja al trote.



Siempre que he pasado por esta zona las ovejas están con mastines. Así que un respeto para el amigo canino que está trabajando, unos ladridos y cada uno por su lado.
(están con las ovejas a la derecha de la foto, entre la niebla).



Por un pequeño tramo asfaltado se pasa por Oiardo.



Y por su río de igual nombre. Más tarde se pasará por el punto donde confluyen el Baias y el Oiardo. Siendo ese lugar y aguas arriba una de las saucedas mayores del País Vasco.



Dirección a Gujuli se observan numerosos prados, cuyas lindes están cerradas, además de por alambre, por escaramujos (Rosa canina). De cuyas agallas ya comente algo en el reportaje anterior a este.



De Gujuli población no saqué ninguna foto para otra vez el molino y la represa que se me olvidaron, pero no la de este tejo que estaba a la entrada.



Desde el mirador, como no podía ser de otra manea, saqué estas fotos de la cascada. Al mismo tiempo que leía, en un panel, la explicación de la fuerza erosiva del agua donde golpea la cascada en le lecho del río y el retroceso que va provocando, cuestionándose que será de Gujuli población dentro de unos miles de años.





Por un delicioso camino vamos dirección al colegio Izarra, que le dejamos a la derecha.



Hojas de haya.



Se pasa por la laguna de Lamioxin, salvo unas fochas comunes, no dí con tan egnimaticas seres mitológicos.



Las Fulica atra.



A continuación se descendió lo andado. Entre los ríos Oiardo por la izquierda y el Altube por la derecha. Con buenas vistas del bosque y sus componentes.



En este claro se pudo ver una buena imagen del bosque.



Y como no, en el barro huellas de ciervo.



Entre el ocre del bosque destacan unos viburnos (Viburno odoratissimum).



Así se llega a las confluencias del río Oiardo con el Altube.



Decía más arriba que en este lugar es donde se encuentra una de las saucedas más importantes del País Vasco. Aquí se empieza a ver y en especial aguas arriba del Oiardo. Pero el problema radica en pasar el río. El camino se encuentra interrumpido y como baja mucha agua tampoco ahí piedras por donde ir saltando...

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Así que aprovecho par limpiar las botas y las polainas ¡sorprendentemente no me pasó agua al interior! y eso que dí un par de pasos con agua hasta las rodillas.






De camino al coche se pasa por un tramo de bosque a través, muy bonito y de gran ayuda el GPS.



Se termina el recorrido con la visión del comienzo de nuevas vidas.



Muy agradables estos 22 km en un periodo, el invierno, que a priori podríamos pensar que no es el más apropiada para andar por bosques. Todas las estaciones son estupendas para ver un bosque.

Mapa y el track en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?&id=2548448

lunes, 23 de enero de 2012

Agallas del rosal.

Se suelen ver prácticamente durante todo el año. A partir del verano es cuando más llamativas se encuentran, en otoño e invierno pierden vistosidad. Me refiero a las agallas de los rosales silvestres. Estos rosales (rosa canina por ejemplo) son fáciles de ver, en ocasiones en cercados, como me ha ocurrido este domingo. Quizás alguien, a lo igual que las de roble, las confunda con un fruto. Pero no, es la morada, más bien la "incubadora" de determinados insectos.

En verano presentan esta imagen.



Y a medida que se acerca el otoño y llega el invierno, esta otra.



La historia es la siguiente.




Existe un insecto, una avispa, de la familia de las Cynypidea (con unas 360 especies en europa) que son las que se encarga de crear las agallas del rosal o berdegars.

Estas agallas las produce el rosal una vez que la avispa hembra desposita los huevos en el rosal. Estas avispas no tienen aguijón, en su lugar se encuentra un órgano ovipositor que se va a encargar de depositar los huevos, en este caso con la facultad de poder penetrar en el tejido del rosal.



Este, no se sabe aún el mecanismo, reacciona ante el líquido que junto con los huevos se depositan. Se cree que puede ser una reacción química o vírica. El caso es que el rosal reacciona creando el tejido que envuelve a los huevos. Las larvas se alimentarán de ese tejido al mismo tiempo que brinda protección frente a los agentes externos: bien atmosféricos, bien depredadores.

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Si esto se desarrolla durante la primavera-verano, cuando llega el invierno la agalla comienza a deteriorase. Pero encontrándonos en esta estación el salir al exterior provocaría la muerte de la avispa, de suerte que esta se queda (en fase) en el interior de la agallla hasta la llegada de la primavera. Y así vuelta a empezar el ciclo.



Si bien estas especies son capaces de crear agallas, hay otras que no pueden formarlas, pero se instalan en la agalla creada alimentándose de la misma y recibiendo igual protección.

Esta ha sido la historia de la avispa Diplolepis rosae.

También existen más variedades de agallas, unas pocas más:

En esta hoja de sauce y nogal respectivamente, provocada por ácaros.





Esta otra es de roble provocada por la avispa Cynips quercusfolli.



Esta agalla se utiliza como curtiente por los altos taninos que contiene. La de la rosa, espero que en esta ocasión no se así, como somnífera.


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jueves, 19 de enero de 2012

Monte Bedón y lagunas de Gayangos.

Un recorrido breve, sin grandes desniveles el que se efectúa en tierras burgalesas. Más concretamente en el norte, en un recorrido de unos 20 km y unos 700m de desnivel, se va desde la localidad de Gayangos (próxima a Villarcayo) hasta el monte Bedón (1088), para luego visitar las lagunas de Gayangos.



Se parte con frío (-4º) de Gayangos, en un primer momento por la GR 1001.



Al de poco, en estos chopos, doy con un dormidero de milanos reales, el revoloteo es incesante.



Aquí se pueden ver unos pocos.




Si bien las lagunas pertenecen a la Merindad de Montija, el Bedón pese a su cercanía no forma parte de ella. A medía ladera iremos andando.



A estas horas, el amanecer depara bonitas vistas.



En esta zona abundan los enebros.



Mirando hacia Quintanahedo.



Por estrechas sendas se va andando.



Y entre corzos y corzos. A esta hora los corzos los tengo por debajo, en los incipientes sembrados, voy llegando a la localidad de Cuestahedo. Por cada corzo que intento fotografiar unos cuantos más se marchan buscando refugio en el bosque de pino y roble que se encuentra en la parte superior.





Como digo bonitas vistas en estas horas de la mañana.



Cuestahedo, a partir de aquí tuve que dar una pequeña vuelta por una batida de caza. La idea era seguir por el campo, pero tuve que bajar a la localidad.



Para subir por la pista que une Cuestahedo con el Bedón.



Se termina en el portillo del Bedón. Se irá a la izquierda para hacer el monte. A la derecha tenemos el Picón, que en su parte norte (la que se ve) está desarrollándose la batida de jabalíes.



En una pista uno de los dos jabalies abatidos, otro se fue herido y un tercero se marchó. Un par de perros se pasó al lado contrario, esto es a la izquierda (bajo el Bedón) que era los que ví cuando estaba en Cuestahedo y creí que la batida era en ese lado.



La técnica ayuda a localizar estos perros que se van tras un rastro. Antes era cuestión de tiempo el recojerlos, suelen aparecer a varios kilómetros del lugar de la batida. Hoy la técnica GPS ayuda mucho.



Tras pasar el portillo o collado, seguimos por la izquierda, tras una ligera subidita se ven las antenas de la cima.



A la izquierda el Picón.



Al de poco ya estamos en la cima, las vistas son impresionantes y más que lo serían si no fuese por la niebla.
Abajo Espinosa de los Monteros y en frente La Lunada-La Sia.



De vuelta, por la planicie cimera, me encuentro con tres personas.

A una de ellas le digo:
- Que bonito lo que lleva, hace mucho tiempo que no lo veo.
- Me lo dio el ayuntamiento de Burgos. Es estupendo, no pasa el agua ni el frío.
- No hombre, no. Me refiero al morral. Con esa banda y hebilla, con los remaches y las iniciales. Eso es de buen pastor.
- Lo hice yo de manera artesanal y las ovejas las tengo ahí detrás.

Con su permiso le saqué esta foto.



Voy llegando a Gayangos y por debajo dejo, lo que creo, es la localidad de Bedón.



Un poco más adelante se ve Gayangos y creo que se aprecian las lagunas.



Que a ella se dirigirán lo siguientes pasos, tras coger del coche los prismáticos.

Solamente pongo unas pocas fotos porque el lugar se merece un reportaje en su totalidad.





Es el mejor complejo lagunar de Burgos. Y uno de los muy pocos lugares (sino el único) donde anida el pato cuchara. Se observó algunos, curiosamente se veían mejor con prismáticos que en la foto, cuya cámara tiene bastante más aumentos.



Estamos en buena época para la observación, habrá que volver.



Mapa y track.



http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?&id=2548451