sábado, 1 de octubre de 2011

El mejor impermeable para el agua

Actualmente existen una infinidad de prendas técnicas que en caso de lluvia intentan evitar que nos mojemos. Son conocidas las que llevan el Gore-Tex, Sympatex, Dry-lyne, u otras membranas que evitan que penetre el agua a la vez que transpiran el sudor.

En un libro titulado "Entre jaras y breñales" escrito por Antonio Covarsí, observo que trata este tema. Este autor que fue de origen aragonés y residió en Extremadura, narró en su obra como se impermeabilizaban las prendas a finales del siglo XIX y principios del  siglo XX.

Entiendo que su opinión es extremadamente cualificada ya que nos encontramos con una persona que desarrolló una actividad en el campo durante toda su vida. Fué un profundo conocedor de los espacios abiertos de Extremadura, experto cazador y buen jinete. Nos narra en toda su obra los lances de caza que vivió y de sus traslados a caballo por esas tierras extremeñas en la que las distancias se median en leguas.

Como digo, en uno de sus libros, "Entre jaras y breñales", Covarsí describe como se realiza una prenda impermeable con la que afrontar la lluvía por muy persistente que sea.
Pongo la descripción de esa maravillosa prenda impermeable.



" Emprendimos nuevamente la marcha siempre acompañados del impertinente lluvia que molestaba lo indecible, no porque me calará al cubierto con un impermeable de lienzo "grano de oro" bañado con un procedimiento sencillísimo y sumamente barato como sigue: la prenda se manda construir a un sastre en forma de capa doble. La interior debe llegar hasta una cuarta de los pies con un hueco para pasar los brazos, y la exterior un poco más corta pero ambas con mucho vuelo para que pueda abarcar todo el caballo desde el cuello al rabo, y así cubre mantas de perilla, alforjas de grupa y cae sobre los estribos cubriendolos.
Esta prenda de lienzo fino se cubre con un pincel o brocha grueso en la mezcla siguiente:

Dos libras de aceite de linaza cocido.
Dos onzas acetato de plomo.
Cuatro onzas de glicerina.
10 céntimos de humo de pez.

Debe mezclarse la glicerina con el acetato de plomo y una vez bien unido se revuelve con el aceite de linaza templado.


Se le da una mano al interior y dos al exterior con una brocha gruesa, como he dicho.

Algunos en vez de "grano de oro" emplean "muselina morena" que resulta más fuerte.

En la parte exterior que se dan dos manos, debe aplicarse la segunda cuando está bien seca la primera.



Para secarlo, se colgará al aire pero no al sol. A la par que se hace un capote impermeable, se pueden preparar dos lienzos grandes para cubrir las camas y mantas de montería cuando se viaja, dos grandes lienzos fuertes que dan un magnífico servicio, y esto se colocan debajo del impermeable al darles el baño, no se mancha la mesa o el suelo y aprovechan todo el color que se cala de la prenda que pretende preparar.

Éstos son los únicos impermeables prácticos que conozco. Estando bien hechos jamás me caló el agua: días enteros la he desafiado burlándome de chubascos y tormentas enormes.

Si hace frío, abriga más que un buen capote de monte y no pesa, llevándose todo un día sobre los hombros sin molestar. Es baratísimos e insustituible.

Yo he comprado prendas impermeables en todo el mundo: alemanas, inglesas, italianas, francesas, durante mis muchos años de montería. Ninguno me dió el buen servicio de estos que antes dejó citados, que cuando cuestan cuatro cuartos y aquellos extranjeros me hicieron gastar muchos cientos de pesetas y jamás estuve bien defendido.

Pues uno de estos trastes de "grano de oro" se burló aquel día de una lluvia torrencial que me cogió de cara poder viaje desde que salí del cortijo hasta mi casa, nueve leguas, eternas."

He hablado con una amiga farmaceútica para ver si es posible hacer esa mezcla. Me manifiesta que los ingredientes se pueden conseguir pero por ley y al ser en una cantidad considerable, se tiene que justificar su adquisición para obtener la autorización. Y que el acetato de plomo puede ser cancerígeno.

Por lo que queda dicha la fórmula y si alguien la aplica que cuente que tal le ha ido.

Nota: Es un fragmento de "Entre jaras y breñales", pertenenciente a las "Obras completas de A. Covarsí" publicado en 1985 por Ediciones de Arte y Bibliofilia.


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